En España existen más de 60.000 kilómetros de senderos homologados, algunos más intensos que otros, por los que podemos disfrutar de la naturaleza a la vez que hacemos deporte. Para practicar senderismo es recomendable seguir algunos consejos básicos, como conocer las señalizaciones, llevar la ropa y calzado adecuados y aprovisionar nuestra mochila con los elementos básicos.
Iníciate en el hiking siguiendo estas 7 recomendaciones
Señalización
A la hora de elegir una ruta debemos tener en cuenta nuestro estado físico, eligiendo las rutas con poco desnivel y de corta distancia al principio para después ir escogiendo senderos con más dificultad.
La Federación Española de Deportes de Montaña y Escalada (FEDME) es el organismo encargado de homologar los senderos para garantizar unos mínimos de calidad y asegurar la homogeneidad de la red de senderos de España. Así, según el color de las señales, podemos saber si se trata de un sendero de largo recorrido, corto o una ruta local.
- Los senderos de Gran Recorrido (GR) son los trayectos que cuentan con más de 50 kilómetros de ruta y que se realizan por etapas. El color de referencia para este tipo de senderos es el rojo.
- Los senderos de Pequeño Recorrido (PR), señalizados con color amarillo, pueden tener entre 10 y 50 kilometros, pudiendo realizarse en una o dos jornadas dependiendo de la distancia y nivel de dificultad.
- Los senderos locales (SL) son aquellos cuyo recorrido es inferior a 10 kilómetros y la dificultad es mínima, por lo que son aptos para realizar con niños, ancianos y personas con dificultades físicas. Su color de referencia es el verde.
No obstante, no todos los senderos están homologados y, por lo tanto, la señalización puede ser diferente.
Antes de iniciar la ruta
Antes de comenzar la actividad, es recomendable informarse bien sobre la longitud del sendero, el desnivel y los refugios cercanos, así como revisar las previsiones meteorológicas y repasar bien nuestro equipo para no olvidar nada imprescindible.
Asimismo, es importante que informemos a algún familiar o en algún lugar sobre nuestro itinerario por si fuera necesario localizarnos.
Equipación
La ropa que llevemos tiene que ser siempre transpirable y adecuada a cada clima. Lo mejor es hacer uso de los nuevos materiales que protegen del frío a la vez que transpiran y que, por su ligereza, proporciona mayor libertad de movimiento. Aunque haga calor, no está de más llevar algo de ropa de abrigo en la mochila, así como un chubasquero. Los calcetines deben ser de lana, para que no retengan la humedad, y sin dibujos, para evitar las rozaduras. Si es necesario protegernos del frío, utilizaremos un gorro, guantes, bragas y ropa polar.
En cuanto al calzado, lo ideal es llevar unas botas de montaña ligeras e impermeables, que sujeten perfectamente el tobillo y que cuenten con una suela flexible y con dibujo. Para evitar ampollas, debemos atarlas bien fuerte para que no baile el pie dentro de la bota. También es importante recortar bien las uñas y no estrenar las botas ese mismo día.
Seguro deportivo
Si vas a alejarte de tu lugar de residencia para practicar senderismo o algún otro deporte de aventura, es conveniente equiparte también con un seguro deportivo y de viaje como Totalsports que, además de garantizarte gastos médicos o de incidencias propias del viaje relativas a la anulación, equipajes o transporte, te cubra ante contratiempos relacionados con las actividades en la naturaleza. Aparte de accidentes, Totalsports cuenta con garantías como la búsqueda y rescate, pruebas diagnósticas y tratamientos de rehabilitación o el pago de prótesis o muletas, entre otras.
Mochila
Al practicar senderismo hay que prescindir de los elementos que no sean esenciales, como tarros y ropa de más, ya que éstos aumentarán innecesariamente el peso de nuestra carga. Asimismo, lo ideal es que los objetos que llevemos estén hechos de materiales ligeros. Aunque depende de la complexión de cada perdosona, el peso máximo de la mochila del senderista debería estar alrededor de los 6 kilos.
No debemos olvidar, sin embargo, llevar siempre un mapa, un GPS o móvil, una linterna frontal, un botiquín elemental (tiritas, gasas, analgésicos…), un chubasquero si hay previsión de lluvia, crema y gafas de sol, y un par de bolsas de plástico para desperdicios y comida.
Llevar un equipo adecuado nos facilitará nuestra marcha. Una mochila de un máximo de 30 litros equipada con cinturón lumbar nos ayudará a descargar peso de los hombros. Para que sea más confortable, debemos colocar lo más pesado cerca de la espalda y la ropa en el fondo, encajando las cosas como un puzzle para que se muevan menos.
En este enlace encontrarás los elementos esenciales que llevar en la mochila para practicar trekking.
En la ruta
Procura que tu paso sea constante y regular, sin cambios de ritmo, atendiendo siempre a la señalización y cuidando respetuosamente la naturaleza. Mientras caminas respira por la nariz para que el aire entre en tu cuerpo con la temperatura y la humedad adecuadas. Al descansar, abrígate bien e hidrátate con agua o alguna bebida isotónica (las bebidas carbonatadas retrasan su absorción). Para reponer el gasto de glucosa y la pérdida de electrolitos come algo que contenga azúcar, como frutos secos, chocolate o caramelos.
En las subidas, lleva un paso corto, y en los descensos, controla bien donde pones el pie. En muchas ocasiones los bastones telescópicos nos pueden ayudar a bajar o subir cuestas, reduciendo además en hasta un 20% la carga de las piernas.
Y después de la ruta…
Siempre hay que rehidratarse, aportar al cuerpo sal, azúcar y líquidos, y hacer una comida equilibrada; cuidar nuestros pies, curándolos e hidratándolos; y, por supuesto, ¡tener un buen descanso!
Fuente: InterMundial