No sólo en el sur se celebran los carnavales. En la reserva vizcaína de Urdaibai se encuentra el municipio de Mundaka, en el estuario que forma la desembocadura de la ría que lleva el mismo nombre. Además de ser uno de los puntos de encuentro más populares para surferos, en el mes de febrero tiene lugar una de sus fiestas más populares y originales, los carnavales, en euskera Aratuste.
El fin de semana que se celebra esta fiesta es el 14-15 de febrero y, curiosamente, los hombres y las mujeres participan en estos carnavales por separado. Ellos, los atorrak, vestidos de blanco con la funda de la almohada en la cabeza, componen una comitiva de cientos que, con varios instrumentos de cuerda, acordeones y panderetas, recorren las calles de Mundaka comenzando desde la casa de Jose María Egileor, uno de los impulsores de esta celebración durante la Guerra Civil, donde cantar la primera de las canciones tradicionales, Aratuste, y que dice ‘Aratuste zara, Aratuste, mundakarrentzat egun obarik ez’. Es decir, ‘Carnaval, Carnaval, para los mundakarras no hay un día mejor’.
Y es que, según cuenta la leyenda, la indumentaria de los atorrak, constituida por falda, camisa, pantalones blancas y la funda de almohada en la cabeza junto un pañuelo rojo fue llevada por primera vez por el conde Antón Erreka. Pues, se dice que un día llego ebrio a casa y salió a la calle escapando de los escobazos de su enfadada mujer sin darse cuenta de que se había vestido con las enaguas de ella. Los vecinos, cuando le vieron, pensaron que se trataba de una idea de esta autoridad y celebraron una gran romeria.
Sin embargo, desde hace un tiempo, las mujeres aprovechan la noche para salir vestidas y maquilladas como debian hacer las brujas que habitaban los alrededores de Mundaka, lugar de Lamías, y alegran las calles con música y canciones.
Mundaka, conocido sobre todo por los amantes del surf y del windsurf, es un rincón en la Reserva de Urdaibai cuyo encanto reside, no sólo en su entorno, sino es sus calles estrechas llenas de rincones y pasadizos, el puerto pesquero, la ermita de Santa Catalina, la iglesia renacentista y como no, sus playas.
Fuente: InterMundial Seguros de Viaje
Imagen: The Telegraph