La repatriación de viajeros por enfermedad o fallecimiento es una de las incidencias más complejas de gestionar por parte de las compañías de seguros de viaje, pues conllevan gran cantidad de trámites y requisitos a cumplir, que varían en función del país en el que se encuentre el viajero.
Repatriación de viajeros: causas, funcionamiento y costes
La repatriación de viajeros por enfermedad o accidente
En el caso de que, por prescripción médica, se haga necesario trasladar a un viajero enfermo a su país de origen, los requisitos también variarán en función de la gravedad de la enfermedad o estado de salud del paciente, clasificando las patologías de leves a graves y muy graves. Para enfermedades leves, el viajero puede ser trasladado junto a personal médico en un avión regular con varias plazas bloqueadas para que pueda ocupar el espacio que necesite –billetes con extra-seat-.
En el caso de pacientes cuya enfermedad no tenga un pronóstico de evolución en un tiempo razonable o que precisen evacuación a un centro médico con determinadas infraestructuras, puede ser necesario fletar un avión medicalizado o sanitario. Estos pequeños aviones privados –tipo jet- cuentan con la misma dotación que una ambulancia UVI y, en ellos, el paciente viaja acompañado de un médico y un enfermero. Será decisión del personal sanitario permitir que un familiar acompañe al viajero, pues, en muchos casos, el reducido tamaño del avión y la gran cantidad de equipo técnico con la que está dotada la aeronave, hacen imposible la entrada de más pasajeros. Este tipo de traslados suele coordinarse con ambulancias terrestres en el destino, las cuales, según la gravedad del enfermo, podrán entrar a las pistas de aterrizaje para facilitar el proceso.
La repatriación de viajeros por fallecimiento
En el caso de repatriación de españoles fallecidos en el extranjero, la complejidad –ya alta de por sí- variará en función del motivo del fallecimiento y de los requisitos legales del país de destino a la hora de emitir certificados de defunción, pudiendo requerir la realización de una autopsia. Para resolver estos casos, las aseguradoras cuentan con colaboradores que disponen de una red funeraria global.
En líneas generales, cuando un viajero español fallece en el extranjero, un médico en el destino debe certificar la muerte y corroborar que la causa de esta no tiene un origen infeccioso, pues en ese caso los trámites se ampliarían. Una vez certificada la muerte, un cónsul o embajador español inscribe el fallecimiento en los registros de la embajada española competente en el destino. En el caso de que España no cuente con representación diplomática en el lugar de los hechos, el proceso se ralentiza aún más, pues debe desplazarse hasta allí un cónsul desde el país con representación española más cercano. Dependiendo de la causa de la muerte, podrá solicitarse también la presencia de un familiar del fallecido.
Una vez resueltos estos trámites administrativos, se procede al traslado del cadáver, para lo que se debe cumplir una serie de condiciones. En primer lugar, el féretro debe ser de zinc e ir debidamente sellado –un procedimiento que debe supervisar el cónsul o embajador-. El traslado se realiza en la bodega de equipajes de aviones regulares o de carga, en función del trayecto y de las opciones disponibles en ese momento. Si el fallecido ha sido incinerado, la urna puede ser transportada en la cabina como equipaje de mano o ir en la bodega en el caso de que no haya nadie para hacerse cargo de ella durante el trayecto. La gestión por parte de la compañía de seguros de viaje concluye con la llegada al lugar de inhumación en España.
Repatriación de viajeros: costes y seguro de viaje
Como decíamos, las repatriaciones son una de las incidencias más complejas de gestionar por parte de las compañías de seguros de viaje y también de las más costosas.
En España, el precio medio de esta operación ronda los 2.000 euros, pero si se precisa de un rescate en helicóptero o un avión medicalizado, puede superar los 8.000 euros.
Fuera de España, el coste de una repatriación varía enormemente dependiendo del país y de la condición que sufra el viajero. El precio medio de una repatriación desde EEUU, Canadá, Caribe, Australia y Nueva Zelanda es de unos 42.000 euros, pero puede superar los 70.000 euros si se necesita un avión medicalizado o helicóptero. Y una repatriación por una pierna rota podría salir por más de 14.000 euros, ya que se puede requerir un asiento o incluso dos en primera clase para acomodar el miembro inmovilizado.
Contar con un seguro de viaje de InterMundial te será útil si debido a una enfermedad o accidente ocurrido durante tu viaje tienes que volver a casa precipitadamente. Nuestra compañía organiza y asume los gastos del traslado hasta tu residencia habitual.
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