Cuando ponemos rumbo a nuestro destino, sobre todo, si vamos a la playa, tenemos tantas ganas de llegar que no disfrutamos del camino. Sin embargo, podemos aprovechar nuestra parada para descansar y visitar alguno de estos enclaves maravillosos que se encuentran en las zonas interiores de la península. De esta forma, el viaje será más ameno y descubriremos lugares que, de otra forma, nos perderíamos.
6 pueblos por los que no deberías pasar de largo si viajas por carretera
Hoces del río Duratón, Segovia
En la provincia de Segovia nos encontramos un profundo cañón que el río Duratón ha ido excavando hasta alcanzar 100 metros de desnivel en algunos tramos. Además del maravilloso paisaje que ofrece este Parque Natural, podemos observas la colonia de aves rapaces más grande de Europa que anidan en las zonas más altas. Además, el parque posee un gran valor histórico, por la ermita románica de San Frutos y las cuevas con grabados de la Edad de Bronce. Aunque de viaje no se debe comer en abundancia, ¡no te vayas sin probar el cordero de Sepúlveda!
Frías, Burgos
Se trata de la ciudad más pequeña de España, con 284 habitantes, y está situada en el norte de la provincia de Burgos, ubicada en un emplazamiento estratégico del río Ebro. En esta maravillosa villa podrás contemplar el puente medieval sobre el río, los restos del castillo y la Torre del Homenaje. Sus callejuelas estrechas y empinadas te llevarán a otra época. Tampoco te puedes perder sus casas colgantes ni la iglesia.
Monasterio de Piedra, Nuévalos
Quien diría que en mitad de la aridez del sur de Aragón, en Nuévalos, se encuentra este parque repleto de cascadas, ríos, riachuelos y lagos, rodeados de una densa naturaleza. Durante las tres horas que tardamos en recorrer el parque podemos ir contemplando este precioso lugar y visitar la cueva, la cascada Cola de Caballo o el Lago Espejo. Además, también puedes asistir a una de las exhibiciones de cetrería que tienen lugar durante el día. Aunque sea verano, aconsejamos llevar algo de abrigo, pues el clima es fresco.
Morella, Castellón
Considerado uno de los pueblos más bonitos del mundo, Morella, situada en la provincia de Castellón, está rodeada por dos kilómetros de muralla y en su interior se erige un imponente castillo medieval. Este pueblo no es sólo es famoso por su historia y su arquitectura, sino también por su gastronomía más tradicional como las trufas, quesos, empanadas y dulces; y también por su producción textil artesana.
Tragacete, Cuenca
Este pueblo de la serranía de Cuenca es perfecto para pasear por sus alrededores, ya que de él parten multitud de senderos que recorren los valles y cañones que caracterizan el paisaje natural de este enclave. Además, en su casco urbano podemos apreciar la arquitectura local, como la iglesia de San Miguel de Arcángel.
Pampaneira, Granada
Este pueblo de la Alpujarra, en Granada, es uno de los tres pueblos que se sitúan en el barranco de Poqueira, Patrimonio Histórico Artístico declarado por la Unesco. Y es que este curioso pueblo conserva la arquitectura de los poblados de la Apujarra: calles empinadas, viviendas blancas escalonadas de tejados planos de pizarra que se adaptan al escarpado terreno. Date un paseo por el pueblo y para a comer en alguno de sus restaurantes de gastronomía tradicional.
Fuente: InterMundial Seguros de Viaje