Son muchos los que ya han incorporado semillas en su dieta como fuente natural de nutrientes. Aunque, llevamos muchos años comiéndolas, no solo en la antigüedad. ¿Qué crees que son las pipas y otros frutos secos? Sin embargo, existen muchas más, además de muchas formas de añadirlas a la comida para darle sabor, textura y hasta color.
Semillas de sésamo
Las semillas de sésamo se conocen, sobre todo, por estar presente en el pan de hamburguesa y en la comida oriental. Sin embargo, es originario de la India y de África, y fueron los esclavos africanos quienes lo introdujeron en América. Las semillas de sésamo tienen una gran cantidad de proteínas, grasas insaturadas, calcio y hierro, por lo que los beneficios de estas semillas son múltiples: Estimula la digestión, fortalece el sistema inmune y nos da energía. Para absorber todos sus nutrientes es necesario tostarlo.
Semillas de chía
Las semillas de chía tienen su origen en México y Guatemala y proporcionan más calcio que la leche, más potasio que el plátano, mejor omega 3 que el salmón y más proteína que la carne. Es lo que se le llama un superalimento por todos los nutrientes que contienen. Además, cuando se mojan forman un gel que, al ser ingerido, tiene efecto saciante y retrasa el aumento de azúcar en la sangre. Estas semillas son consumidas por deportistas por su aporte energético y su alto contenido en proteínas.
Semillas de lino
El lino es una planta cultivada como planta textil en Asia y Egipto. Entre las propiedades curativas de su semilla se encuentra el alivio y prevención del estreñimiento, acidez gástrica, tratamiento del colesterol y de la artritis. Las semillas de lino se deben de comer enteras y crudas, por ejemplo, en ensaladas.
Semillas de calabaza
La calabaza, del género cucurbita, tiene su origen en América y se conoció en el resto del mundo a la llegada de los españoles al continente. Las semillas o pipas de calabaza se utilizan desde la antigüedad por sus nutrientes y sus propiedades medicinales, ya que son muy rica en ácidos grasos esenciales, vitaminas del grupo B y zinc. Además, tradicionalmente se utilizaba para problemas gastrointestinales, problemas de retención de líquidos, disminución del colesterol y para el tratamiento del acné. Estas semillas se pueden consumir de muchas formas, tanto crudas en ensalada como en panes y dulces.
Semillas de quínoa
La quínoa se cultiva en los Andes y era uno de lo principales alimentos de los pueblos preincaicos. Además, la quínoa era considerada como planta medicinal, ya que ayuda a relajar los vasos sanguíneos y por ello es utilizada para tratar migrañas, ansiedad y diabetes. Además, es un alimento muy completo, ya que contiene proteínas, carbohidratos, hierro, calcio y fósforo.
Semillas de amapola
Se dice que la amapola es la flor más de campo, pues crece salvaje en cualquier parte. Pues bien, resulta que sus semillas se han usado durante siglos como medicina natural, pues tiene un efecto calmante, por lo que se recomienda en épocas de estrés. Además, es una fuente de calcio, antioxidante y hierro. Podemos incorporarlas fácilmente en ensaladas o en panes y bollos.
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Fuente: InterMundial, tu seguro médico de viaje