A 60 kilómetros de Dublín, en el Condado de Meath, se encuentra Newgrange, un yacimiento arqueológico con más de 5.000 años de antigüedad, más que Stonehenge en Inglaterra y que la Gran Pirámide de Guiza de Egipto. Se trata de una tumba en forma de pasadizo dentro de una gran construcción circular que, junto a los yacimientos cercanos de Knowth y Dowtn, fue declarada Patrimonio de la Humanidad por la Unesco en 1993.
En el increíble paisaje de Brú na Bóinneen, o Valle del Boyne, de verdes colinas salpicadas por pequeños árboles, nos encontramos un lugar cargado de magia y misterio que estuvo oculto durante 4.000 años hasta que fue redescubierto.
Se trata de una gran estructura circular con un tamaño similar al de una colina que debió de servir en su época como tumba, o al menos para realizar rituales relacionados con la muerte, como cremaciones. Sus paredes están compuestas por grandes rocas en su base y se eleva varios metros con un empedrado de piedras pequeñas blancas. Las piedras de la base están cubiertas de dibujos celtas, como espirales, dobles espirales y trisqueles, que hacen referencia a la vida eterna.
Esta circunferencia tiene una puerta por la que accedemos a un estrechísimo pasillo de 18 metros que nos lleva a una cámara amplia, en forma de cruz, cuyo techo se eleva a unos seis metros y crea una bóveda de grandes rocas.
Esta construcción permaneció oculta hasta el siglo XVII, cuando fue descubierto por gente que buscaba piedras para usarlas para obras de edificación. Más tarde, entre 1962 y 1975, Newgrange fue excavada y restaurada. Durante la excavación se encontraron los restos de cinco personas.
Lo curioso de este yacimiento es que, durante el solsticio de invierno, el 21 de diciembre, un rayo de sol penetra por la única puerta de esta construcción, alumbrando la cámara central, que durante el resto del año se encuentra en la penumbra. Este momento sólo lo pueden vivir unos cuantos afortunados, pues para poder visitar el yacimiento en el momento que se produce la iluminación hay que ser seleccionado mediante un sorteo entre miles de solicitantes al año.
A pesar de ello, a todos los visitantes se les ofrece una simulación con una luz artificial con el mismo efecto que realizaría el sol. Es un instante que dura minutos y que de antemano sabemos que es obra del guía al darle al botón, pero el hecho de estar dentro de una construcción de hace 5.000 años de antigüedad, totalmente en silencio y a oscuras, mientras esta tenue luz comienza a iluminar la cámara de forma natural, ofrece una experiencia única que hace que merezca la pena visitarlo.
Desde Dublín se pueden contratar varias touroperadoras que ofrecen la posibilidad de que visitar Newgrange y sus vecinas Knowth y Dowth en un mismo día.
Fuente: InterMundial Seguros de Viaje