Después de conocer un desayuno tradicional japonés, nos trasladamos a otro continente y a otra cultura gastronómica muy diferente: México. Lo importante en un desayuno mexicano es la cantidad de energía y nutrientes que aporta, necesarios para afrontar el día, por lo que siempre consistirá en alimentos calóricos, con una fuerte presencia de hidratos de carbono, proteínas y las vitaminas de los vegetales.
La base central de un desayuno tradicional mexicano son los huevos rancheros o los chilaquiles, dependiendo de la región, acompañados de un plato de frijoles con chile y un zumo de frutas.
Los huevos rancheros constan de huevos fritos y pimientos sofritos, con un cierto parecido al pisto español pero colocado sobre tortillas de maíz. Los chilaquiles, por su parte, son algo más laboriosos de cocinar y se componen de totopos, es decir, maíz tostado, bañados en salsa de chile, queso y algún tipo de carne.
Además de los frijoles con chile, dependiendo de cada región, estos platos se acompañan de otros propios de la cocina tradicional mexicana como la Machaca, carne seca triturada, o la Cochita Pibil, un plato de carne de cerdo marinada en chile y naranja.
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Fuente: InterMundial Seguros de Viaje