Entre el 31 de octubre y el 2 de noviembre se celebra en gran parte del mundo festividades en torno a los ancestros. Día de Todos los Santos en España, Halloween, en países anglosajones, Día de los Muertos en México y América Central o Día de los Difuntos en las regiones andinas de América del Sur. En todas estas áreas se disfrutan por estas fechas de dulces tan deliciosos como tétricos, pues casi todos rayan en la antropofagia y tratan con morbosidad y sentido del humor el temido y misterioso tema de la muerte.
1. Huesos de santo. España, día de Todos los Santos, el 1 de noviembre.
Una fina capa de mazapán imita a la perfección el color, la forma y la textura del hueso, mientras que el relleno de crema de sabores simula el tuétano. El dulce en cuestión se suele tomar tras una comida en familia después de haber visitado el cementerio para poner flores sobre la tumba de los seres queridos.
2. Pan de Muerto. México y América Central, Fiesta de los Muertos, 1 y 2 de noviembre.
Estos panes de forma grande y redonda, suelen estar adornados con tiras largas que representan huesos de difuntos, y algunos están coronados por un pequeño cráneo de la misma masa. Muchos se espolvorean con ajonjolí, otros con azúcar, además, pueden llevar vainilla, naranja o chocolate o ir rellenos de calaveritas de azúcar.
Estos panes se colocan sobre los “altares de muerto” que entre el día 1 y 2 de noviembre se colocan en los cementerios, al lado de la tumba del difunto, o en la casa, en caso de que no se pueda acudir al cementerio. En los altares también se coloca la foto del finado, sus objetos, comidas y bebidas preferidas, flores y velas, además de papel picado.
Existen diferentes variedades de panes de muerto: en Oaxaca llevan incrustada una figura de pasta de almendra que represeta al difunto al que se dedicó el pan, en la Mixteca Poblana, se le da forma humana y se espolvorea de azucar blanca si el difunto es un niño, y de azucar roja si es un adulto.
3. Calaveritas. México y América Central, Fiesta de los Muertos, 1 y 2 de noviembre.
Tienen forma de cráneo y se elaboran con azucar de caña y vainilla adornada con dulce coloreado de verde, azul, amarillo o rojo, y papeles de colores con brillo metálico. En la frente de la calavera se pone el nombre del difunto, aunque también puede llevar el nombre de una persona viva querida, para gastarle una broma macabra.
4. Guaguas de pan. Regiones andinas de Ecuador, Perú, Bolivia, sur de Colombia y norte de Argentina. Día de los Difuntos, 2 de noviembre.
Las guaguas (literalmente “bebé” en quechua) de pan son panes con forma de bebé o niño pequeño adornados, y a veces rellenos de dulce, que se consumen junto a familiares o amigos, aunque las comunidades indígenas los presentan como ofrenda en rituales de encuentro con los antepasados.
En Perú las guaguas se adornan con una careta de yeso o escayola que representa al difunto. También pueden representar a personas mayores o achacáis, y en ese cas se les llama “tanta achacáis” (abuelos de pan) y la comunidades aymaras del lago Titicaca se usan para construir altares.
5. Chucherías terroríficas de Halloween. Países anglosajones como EEUU, Canadá, Reino Unido, Irlanda y Reino Unido. Noche del 31 al 1 de noviembre.
En Halloween los niños van de casa en casa diciendo “Trato o Truco“. Trato no es otra cosa que dulces o caramelos, truco, la travesura con la que responden si no reciben sus dulces. En esa fecha se venden chucherías con formas terroríficas. Una de las más consumidas tiene forma de calabaza hueca e iluminada por dentro en alusión a la leyenda celta de Jack-o’-lantern, un hombre tan maligno que tras la muerte no fue aceptado ni el cielo ni el infierno, y se vio obligado a vagar por este mundo llevando un nabo hueco iluminado con una vela. También es típico de esta noche acudir a fiestas de disfraces macabros, contar historias de miedo y ver películas de terror, todo ello en referncia a la tradición celta del 31 de octubre en que los muertos traspasaban la fina línea que dividía la vida y la muerte, y los vivos se disfrazaban con formas espantosas para confundirse con ellos y no ser molestados.