Muchos buscan nuevas experiencias aventurándose a explorar el mundo en solitario, sin más compañía que uno mismo. Aunque esto pueda suscitar un poco de temor al principio, lo cierto es que viajar solo puede ser un viaje igual de seguro y estimulante que en compañía.
Consejos para hacer un viajar solo
Descúbrete a ti mismo
Viajar solo es una oportunidad única para dejar de lado la persona que solemos ser en nuestra vida profesional y social y comenzar a ahondar en uno mismo. Gracias a las situaciones que vivirás y que tendrás que afrontar sin dejar que sea otro quien lo resuelva por ti, llegarás a conocerte de una forma más profunda.
Además, es un momento de reflexión en el que tendrás tiempo para dedicarte enteramente a ti mismo y que te aportará una perspectiva más abierta sobre los problemas que puedes tener en tu rutina diaria y a los que muchas veces damos más importancia de la que deberíamos.
La planificación. Di sí a la improvisación.
Cuando uno organiza un viaje sin compañía, puede tender a querer planificarlo todo lo máximo posible, ya que así cree tener cubierto el sentimiento de seguridad que le puede dar un acompañante. Pero hay que tener en cuenta la oportunidad que tenemos delante de nosotros: el hecho de no depender de la voluntad de un grupo para tomar decisiones ni esperar que otra persona esté de acuerdo con nuestra opinión. Viajar en solitario te da libertad.
Por ello, podemos aprovechar la ocasión para contar con un itinerario abierto y flexible que se adapte a las necesidades que vayamos teniendo durante el viaje.
Esto no significa que viajes sin ningún tipo de información sobre tu destino. Es más, lo mejor es que leas todo lo que puedas sobre el lugar que vas a visitar: su situación actual, su cultura, religión, costumbres, moneda, medios de transporte, alojamiento… investiga la zona y apúntate los centros sanitarios cercanos, así como la embajada, bancos y comisarias.
Sin embargo, no hace falta que planees al milímetro todos tus movimientos, sino que muchas veces es mejor que te dejes llevar por el momento o por cómo se vayan desarrollando los acontecimientos. Tampoco planifiques exhaustivamente el dinero que vas a gastar día a día, pero sí controla no salirte de tu presupuesto.
Agudiza los sentidos, no te descuides.
Viajar solo requiere poner más atención en nuestra seguridad y pertenencias, aunque también depende del país que hayas escogido. Hay que tener en cuenta la cultura del país e intentar adaptarse a ella lo máximo posible para evitar malentendidos.
Es normal sentirse más nervioso los primeros días. Es una sensación nueva, has salido de tu zona de confort y te estas enfrentando a una nueva experiencia. Por ello, es bueno dedicar los primeros instantes del viaje a una toma de contacto con el nuevo entorno, sin exigirte demasiado. Los momentos de estrés se irán disipando con el paso de los días y comenzarás a disfrutar del viaje, ya que estarás mucho más relajado.
Sin volverse paranoico, hay que mantenerse alerta ante robos y agresiones. Si desconfías de algo o de alguien, haz caso a tu instinto: seguro que es por algo. Además, ten siempre localizadas todas tus pertenencias. Colócalas siempre en el mismo sitio, de modo que puedas hacer un chequeo rápido de vez en cuanto, e intenta dejar los objetos de mayor valor en un lugar seguro en tu alojamiento.
Lleva tu documentación siempre encima. Existen pequeños cinturones con bolsillo que puedes llevar por dentro del pantalón. También es recomendable hacer fotocopias y guardarlas en otro lugar, o incluso enviarte un email con toda la información.
Deja que te sigan la pista, aunque sea un poco. Mantén el contacto con familiares y amigos por mensajería, email o Skype de modo que sepan tu itinerario de viaje.
Muéstrate confiado. Nunca parezcas perdido o temeroso, camina siempre con confianza y, si necesitas consultar un mapa, no lo hagas en público. De todos modos, si no te sientes seguro en algún momento, únete a un grupo de turistas y explícales la situación.
Sé social
Por raro que parezca, a veces uno no desea estar solo cuando se viaja en solitario, ya que se siente más predisposición a abrirte a los demás. Durante tu viaje, encontraras mucha gente en tu misma situación con la que puedes entablar conversación, compartir asiento, habitación o unas cervezas.
El hecho de viajar en transporte público, hospedarse en albergues y comer en bares donde se comparta mesa puede ser una gran oportunidad para conocer a gente que te puede ayudar a lo largo de tu viaje, y lo cierto es que mucha gente comienza grandes amistades cuando se embarca en este tipo de viajes.
Fuente: InterMundial Seguros de Viaje