El coronavirus lleva al límite la gestión de expatriados

Cinco Días - 02/02/2020

Es muy habitual que las empresas que envían a sus trabajadores al extranjero cuenten con planes de prevención y modelos de respuesta para sortear cualquier crisis o imprevisto en el lugar de destino. Existen los seguros médicos que dan cobertura a un expatriado que necesita una operación urgente de apendicitis. Hay otras pólizas que buscan alternativas a un vuelo cancelado o que parte con retraso. Y otras que aportan cobertura jurídica ante un contratiempo en la aduana. Incluso, las que incluyen el pago de un rescate ante un secuestro. El coronavirus chino, sin embargo, ha trastocado por completo todos estos supuestos y planes de contingencia. Más aún después de que la OMS declarase, la noche del jueves, la alerta mundial. Hasta el viernes, el número de fallecidos se elevaba a 213 personas, con más de 9.700 contagiados.

“Esto va más allá de un problema o una crisis individual, en la que, por muy grave que sea, quien tiene que actuar es la propia empresa. Hablamos de una alerta mundial, en la que se han puesto a actuar los propios organismos internacionales y los países. La gestión del problema trasciende a la propia compañía”. Así lo explica Begoña Blanco, presidenta de la Asociación Ibérica de Viajes de Negocio (IBTA). En estas circunstancias, las organizaciones se mueven entre dos supuestos: “Por un lado, qué hacer con los que tenían previsto viajar al lugar afectado. Por otro, cómo gestionar la situación de los que ya están allí”, prosigue.

El primer escenario tiene poca miga, ya que los propios países recomiendan a sus ciudadanos no viajar a China, a lo que se le añade la cancelación de las conexiones con el gigante asiático por parte de varias aerolíneas, como Iberia o British Airways. La otra tesitura, como explica Arturo Moreno, director técnico de InterMundial, es mucho más complicada, “y exige de un análisis para distinguir entre los expatriados que están en la zona de cuarentena y los que están atrapados sin poder salir del país”. Sea como sea, añade, es necesario estar en contacto con la Administración y los consulados. “Sobre todo porque nunca hemos vivido algo así. Lo peculiar de esta crisis es la violencia con la que se transmite el virus”. También es vital que haya un contacto permanente entre empresa y expatriados, incluso con sus familiares, tal y como recuerda Pedro Ortiz, director médico de International SOS en España, firma que trabaja con varias compañías afectadas por la pandemia.

Todo esto es lo que están haciendo, precisamente, las pocas compañías españolas con oficina o delegación en Wuhan (China), con datos del Icex. Una de ellas es Genomica, del Grupo PharmaMar. “Tenemos allí tres personas, un español, un escocés y un chino. Hemos tenido la suerte de que esto empezase en las vacaciones del Año Nuevo chino, por lo que la producción estaba ya parada. El español está casado con una coreana y está en Corea de viaje. El escocés está en Nueva Zelanda, y el chino está en casa. Todos han pasado el periodo de incubación y estamos en contacto permanente con ellos para ver cómo ir procediendo”, explica Alfonso Ortín, portavoz de la farmacéutica.

Lo mismo le sucede al único español en la región de Cie Automotive: “Hay un seguimiento constante de la persona, para estar al tanto de todo lo que está pasando”, cuenta Gonzalo Garrido, portavoz del grupo. Algo similar sucede en la oficina de Gestamp de Wuhan, en la que no hay ningún español, tal y como señala Gonzalo Prieto, portavoz del fabricante de componentes metálicos para automóviles. “Actualmente, las 11 plantas de Gestamp en China están cerradas. La compañía ha activado los protocolos y medidas de prevención adecuadas y trabaja en directa coordinación con las autoridades chinas”. Por el momento, “la empresa ha cancelado todos los viajes del grupo previstos al país. Las medidas de prevención se irán actualizando a medida que se reciba información o instrucciones de las autoridades chinas”, añade. Otros grupos presentes en la ciudad, como Inditex, prefieren no hacer comentarios sobre la gestión de esta crisis.

Sin embargo, aunque estén en buena forma supeditadas a lo que digan los respectivos gobiernos y organizaciones supranacionales, las empresas también tienen su responsabilidad en este tema. Y es algo que todas deberían tener presente, sobre todo teniendo en cuenta la velocidad a la que avanza la enfermedad, en opinión de Ignacio Jabato, socio de Cuatrecasas. “En los viajes de trabajo se regulan las condiciones contractuales, fiscales, la casa, el seguro médico, los vuelos… Pero la prevención de riesgos es algo que queda un poco en el limbo. Muchas veces se cree que porque haya un seguro médico potente se tiene todo hecho”, explica. Es obvio, cuenta, que las compañías que en su momento expatriaron algún empleado a China no podían prever que algo así sucedería. Pese a ello, en el momento en el que surge una alerta de tal calibre es cuando las organizaciones dejan de estar exentas de adoptar las medidas correspondientes. “Están obligadas a actuar desde el primer momento”. De hecho, explica, dadas las circunstancias actuales y teniendo en cuenta todo lo que ya se sabe del virus, podría hablarse de accidente laboral o de responsabilidad por daños y prejuicios si un empleado cayese contagiado ahora y falleciese.

También es aconsejable como empleador, prosigue Arturo Moreno, ser consciente de la cobertura que cubre cada póliza, porque en estos casos los seguros no improvisan y se ciñen a lo que ya está contratado. “De hecho, si hoy nos pidiesen una póliza nueva específica para el coronavirus, posiblemente no la haríamos, porque conlleva mucho riesgo”. En la gestión de expatriados, además, hay que tener presente que una pandemia puede trastocar el modelo de cobertura: “Hay pólizas que cubren todas las necesidades, pero cuando existe una cuarentena no podemos actuar. No se puede mandar un kit de supervivencia a una zona aislada”. Lo máximo que puede hacerse en situaciones de esta índole, recuerda Javier Huergo, responsable de aseguramiento en la consultora Watch & Act, es que la compañía en cuestión no tenga problemas en disponer de un cheque en blanco para dar cobertura a todo lo que el empleado necesite, como comida, noches de hotel, medicinas o desplazamientos. Lo que sí es cierto, recuerda Moreno, es que estos costes adicionales cubren únicamente las necesidades básicas, “no algo que de forma cotidiana no se hiciese”.

Las empresas, a su vez, deben servirse de todos los recursos disponibles para monitorizar de cerca la situación, “utilizando fuentes de información fiables y evaluando los riesgos de la organización”, continúa Pedro Ortiz. Es necesario, también, consultar las recomendaciones de los Ministerios de Asuntos Exteriores, “respetando siempre las decisiones que en cada momento establezcan las autoridades locales e internacionales”, subraya. Además de todo, es conveniente no dar nunca nada por supuesto. Lo más normal, desarrolla Begoña Blanco, es que en estos casos sean los consulados y embajadas los que se pongan en contacto con sus conciudadanos para coordinar la situación. “No obstante, como empresa, también se puede ir adelantando trabajo y hablando con Exteriores, para asegurarse de que ninguna persona se queda fuera”.

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